Durante los meses de verano, La Cocina Typical Spanish, nos ofrece un viaje gastronómico. Ocasionalmente dejamos a un lado las recetas tradicionales españolas para fijarnos en recetas de otros países que nos hayan marcado especialmente, bien por haberlas probado o porque siempre hemos querido hacerlas.
Yo hoy os propongo un viaje a Austria, para degustar la famosa Tarta Sacher. No he tenido el placer de visitar Viena, pero sí he tenido la suerte de que me hayan traído especialmente de allí, del mismísimo Hotel Sacher, la original Sacher-Torte. Ya os advierto que mi receta no está igual de buena, pero es perfecta para los chocoadictos como yo.
Antes de ir con ella, un poco de historia: nos trasladamos a 1832. El chef de la corte del Príncipe de Metternich enfermó y tuvo que ser su ayudante, el joven Franz Sacher, quien con tan solo 16 añitos, preparase un postre para unos invitados especiales. Ese postre fue la tarta Sacher que encandiló a los comensales. Durante años el Hotel Sacher y la Pastelería Demel pleitearon por la autoría de la tarta, ganando los primeros, que guardan celosamente la receta original.
Ingredientes:
100 g de almendra en polvo
180 g de azúcar glass
20 g de agua
140 g de yemas
200 g de claras
125 g de azúcar en grano
65 g de mantequilla
65 g de cacao en polvo
70 g de harina
160 g de mermelada de albaricoque
200 g de cobertura de chocolate negro
200 g de nata (35% m.g.)
Montamos las claras con el azúcar en grano y reservamos.
Aparte, mezclamos bien la almendra en polvo, con el azúcar glass, el agua y las yemas. Añadimos la mantequilla derretida, incorporamos con cuidado las claras y por último la harina y el cacao, tamizados.
Vertemos en un molde redondo engrasado y horneamos a 180ºC durante aproximadamente 40 minutos.
Cuando el bizcocho esté frío, lo abrimos en dos capas y rellenamos con la mermelada de albaricoque.
Para hacer el glaseado, ponemos a hervir la nata, cuando empiece a hervir, la vertemos sobre la cobertura de chocolate troceada y removemos hasta que se derrita. Dejamos que enfríe y cuando esté aproximadamente a unos 30ºC, glaseamos el bizcocho colocándolo sobre una rejilla.
Aunque la tarta Sacher no suele llevar decoración, yo la he rematado con unas grosellas y un par de flores de buganvilla.
Un consejo: intentad controlar vuestro deseo de chocolate y dejadla para el día siguiente. Los sabores habrán asentado y estará aún más rica.
Y después de visitar Austria, os recomiendo que sigáis viaje para ver el resto de recetas de este #TSviajero. Pinchad AQUÍ
No podría esperar al día siguiente. Me encanta.
ResponderEliminarBesos.
es mi tarta favorita, me encanta
ResponderEliminarUna de mis favoritas sin haber probado la original. Yo, como soy muy disciplinada, hago caso de tu consejo y la dejó para mañana.
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