¿Qué son los miruéndanos? Probablemente os estéis haciendo esa pregunta si no sois asturianos. Pues se trata de las fresas silvestres que podemos recoger en esta época. Aquí tenéis una foto
Yo les tengo un cariño muy especial. Además de estar riquísimos, para mí estan ligados a uno de los mejores recuerdos de infancia. En los meses de verano, cuando mi padre volvía de segar y se encontraba miruéndanos, me traía siempre un montón de ellos insertados en una hierba. Ahora, él ya no está, pero los miruéndanos son una de las innumerables cosas que me hacen recordarle cada día.
Nunca había hecho ningún postre con ellos, más que nada, porque son muy pequeñitos y tampoco abundan tanto. Así que para hacer esta tarta los he mezclado con otras dos frutas de temporada que tenía a mano en el pueblo: fresas y grosellas. Si no podéis encontrar miruéndanos, podeis hacerla con cualquier otro fruto rojo.
La receta que he seguido es de
Carolina, de Tomillo, laurel y otras cosas de comer, con algunas adaptaciones. Sin duda alguna, ella es la Reina de las tartas mousse. Supongo que todos la conocéis, pero si hay algún despistado-a, corred a hacerle una visita.
Ingredientes:
250 gramos de yogur (Saciactiv de Vitalínea natural)
250 ml de nata para montar
120 gramos de miruéndanos, 100 grs de fresas y 60 grs de grosellas negras
100 grs de azúcar
6 hojas de gelatina (10 grs)
1/2 vaso de leche
Para la cobertura: 200 grs de fresas, 1/2 vaso peueño de agua, 3 hojas de gelatina, 1 cucharada de azúcar
Hidratamos las hojas de gelatina en una fuente con agua fría, dejandolas unos 5 minutos. Mientras, calentamos la leche sin que llegue a hervir. Añadimos las hojas de gelatina escurridas y removemos para que se disuelva bien. Dejamos enfriar.
Lavamos los miruéndanos, las fresas y las grosellas y trituramos con la batidora.
En una fuente ponemos los yogures, el azúcar y la fruta triturada. Añadimos la leche, y trituramos de nuevo con la batidora. Incorporamos la nata montada con movimientos envolventes hasta que se haya mezclado bien.
Forramos un molde desmontable con papel film y vertemos la mezcla de la tarta. Yo no le he puesto ninguna base, porque me gusta más así, solo con mousse. Dejamos cuajar en la nevera como mínimo, cuatro horas, aunque es mejor dejarla toda la noche.
Para la cobertura, ponemos a hidratar la gelatina en agua fría. Calentamos el medio vasito de agua y añadimos la gelatina escurrida, mezclando bien. Trituramos las fresas, añadimos el azúcar y el agua con gelatina. Removemos bien y la vertemos sobre la tarta dejandola caer con cuidado sobre una cuchara. Volvemos a meter en la nevera hasta que cuaje. Retiramos el aro del molde desmontable y el film y servimos bien fría.